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Las palabras se acaban

Las palabras se acaban como terminan los sueños o las creencias, se acaban, Y la garganta deja de emitir los sonidos, y ya nada significan, y ya nada continúa, apenas una voz interior que te canta una nana de niños.
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Está mediado diciembre

  Está mediado diciembre y me parece verano, más aún me envuelve una primavera de flores, me he saltado las guerras, los odios y los inviernos anteriores. Ahora vivo directamente en el día que comprendí que el tiempo no era más que un estado del alma: Muero y nazco, muero y nazco.

Escribir que tus ojos

Escribir que tus ojos no los alcanzo -hay en ellos un mate interno triste-. La boca si, su forma me envuelve -las veces que ocurre de nuevo el milagro de estar vivos, de ser de carne, de transformar los segundos para aprovecharlos-. Pero tus ojos tienen algo de muertos -de todos los muertos que has visto; asombrados, baldíos mirando a la lejanía-.

Mundos Contradictorios (o la Osadía de Vivir en otra dimensión)

  Vivo en dos mundos simultáneos y contradictorios a la vez, cuando en uno de ellos las personas están despiertas y en pleno rendimiento, en el otro duermen en la cama con pijama y orinal (aunque las coordenadas geográficas sean las mismas, hemisferio norte para más señas), y si abro los ojos y miro el cielo azul y luminoso, alguien a mi alrededor me comenta que es una pena que no pare de llover. La semana pasada se me ocurrió comentar el buen gusto de un escritor, la mala baba de un político y lo peligroso que resulta dejarlo todo a la decisión impune y fría de un burócrata y en ese mismo momento una señora muy sesuda me hizo ver que el escritor era un asesino del lenguaje, el político un vivo retrato de cualquier santo varón  cargado de estigmas en busca de la salvación  colectiva y me sugirió -con mucha amabilidad y corrección- seguir siempre el buen criterio  de la autoridad competente. Entonces al ir a cruzar una calle comprobé por mi propio pie que el firme del suelo pulido que m

Blanco y negro.

  Porque estamos vivos nos emociona una puesta de sol, y si miramos en primavera una flor que acaba de abrirse respiramos más despacio para no agredirla, sabemos apreciar la belleza, el puro milagro. La guerra sin embargo es el horror, malditos los que se aprovechan de esa circunstancia, los que juegan a ella, los que ganan con ella. En estos últimos tiempos hemos aprendido mucho, hemos codiciado cada momento de paz y aborrecido ser utilizados hasta niveles que cuesta creer. Estamos siendo obligados a tomar partido constantemente. Pero tomamos partido ¿a favor de quién? ¿contra quién? Somos seres humanos que sabemos discernir el bien del mal, lo blanco de lo negro, la salud de la enfermedad. Nuestra vida se erigió superando contrarios y siempre nos posicionamos para saber con quienes estamos y contra quienes estamos. Así, dada nuestra naturaleza, nos definimos y nos identificamos discerniendo entre contrarios: hombre mujer, pobre rico, izquierda derecha, oriente occidente.

HAMBRE

  Los hijos de la abundancia están siendo retados. El camino que recorre Europa, un continente que depende de Rusia y Ucrania para no pasar hambre ni frío, es escabroso. Están cerradas las puertas de la primera y esquilmada por la guerra la segunda, imaginad los campos sin fertilizante, los campos baldíos y resecos, y los precios por las nubes de combustibles y alimentos. Qué puede hacer una persona acostumbrada a encontrarlo todo en los estantes de los supermercados, qué puede hacer. La palabra que realmente está vedada hoy, oculta, no es guerra, ni crisis, ni enfermedad, es HAMBRE, esa posibilidad que nos parece tan remota y sin embargo… Todos los acontecimientos parecen guiarnos a un desenlace brutal: Ley marcial y escasez, escasez y escasez. Dime que es solamente un mal sueño. Just a nightmare, baby .

Se me acaba la tristeza.

  Se me acaba la tristeza, me quedo así, parada sin saber, ya no me inmuto fácilmente, no salgo de este estar mirando el cielo ciego, me acerco por momentos a la nada que crece  en mí .   Ya he sobrepasado las preguntas, las respuestas, toda lógica y el deseo, las circunstancias me han hecho inmune al pensamiento.   Todo mi alrededor son aguas mansas y planicie, presente que olvida el presente, amigos perdidos en sus ojos solos.   No me ayudéis a bajar Las escaleras, ya desciendo yo tranquila y sin voluntad de revertir mi destino:   el infierno que es la vida con consciencia.