Porque estamos vivos nos emociona una puesta de sol, y si miramos en primavera una flor que acaba de abrirse respiramos más despacio para no agredirla, sabemos apreciar la belleza, el puro milagro. La guerra sin embargo es el horror, malditos los que se aprovechan de esa circunstancia, los que juegan a ella, los que ganan con ella. En estos últimos tiempos hemos aprendido mucho, hemos codiciado cada momento de paz y aborrecido ser utilizados hasta niveles que cuesta creer. Estamos siendo obligados a tomar partido constantemente. Pero tomamos partido ¿a favor de quién? ¿contra quién? Somos seres humanos que sabemos discernir el bien del mal, lo blanco de lo negro, la salud de la enfermedad. Nuestra vida se erigió superando contrarios y siempre nos posicionamos para saber con quienes estamos y contra quienes estamos. Así, dada nuestra naturaleza, nos definimos y nos identificamos discerniendo entre contrarios: hombre mujer, pobre rico, izquierda derecha, oriente occidente.