Vivimos tiempos convulsos. Hemos aprendido de golpe la amarga lección de revisar el pasado: No hemos hecho los deberes de forma correcta, mamá, dime tú cómo se hacen porque nosotros, ya ves, por más que lo pensamos, que nos empeñamos, no nos salen. No puedo saber cuando dejamos todo al destino, sin preverlo. Creímos que no vivíamos en una jungla. Algo inmenso, descomunal, nos impedía verlo. Éramos nosotros mismos, los cuentos metidos en la cabeza, los cuentos de amor. Pensamos el mundo es benevolente porque nosotros lo éramos. Dime tú por qué no vimos venir la catástrofe: Toda la tecnología nos la dieron a buen precio, los correos electrónicos gratuitos, los blogs gratuitos, y los teléfonos móviles, al principio, renovables por puntos. Transitamos por teléfonos de una generación a otra igual que en la vida real, de la juventud a la madurez; despistados e inconscientes. Almacenamos Nuestros datos en nubes custodiadas por empresas privadas.
literatura y pensamiento -2020-