Ir al contenido principal

Caerás

 



Caerás

a la puerta,

te meterán tres tiros

por decirlo todo desordenado,

mientras otras callan

o colocan los armarios con esmero

(o ambas cosas);

callan y colocan,

tú largas y largas con un desorden

tal

que pareces la vida campestre,

el barrio a una hora muy de mañana,

o los recuerdos embotados en tu cabeza.

 

Caerás

a la puerta,

Y caerá contigo la última fe

en la palabra escrita,

todo será ambiguo entonces,

candoroso y brutal,

mientras esa hoja verde

separada del árbol por el viento

ondeará

hasta el asfalto.

 

Caerás

a la puerta,

y nadie apreciará el hecho incuestionable

de que no te levantas,

de que no hay un giro de rodilla,

un impulso del menisco

hacia la acción,

y permanecerás allí

largando el último argumento,

cuidando las cicatrices que nadie ve

ni espera,

(mientras la próxima patraña inventada

-de la que todos hablan-

eclipsará el aire

y moverá raíces cortas)

 y tú tirada en la calle dirás:

No me engañaron,

conmigo no pudieron,

y esa será tu gran venganza.

 

Caerás

-pero no caerás

del todo-.

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mundos Contradictorios (o la Osadía de Vivir en otra dimensión)

  Vivo en dos mundos simultáneos y contradictorios a la vez, cuando en uno de ellos las personas están despiertas y en pleno rendimiento, en el otro duermen en la cama con pijama y orinal (aunque las coordenadas geográficas sean las mismas, hemisferio norte para más señas), y si abro los ojos y miro el cielo azul y luminoso, alguien a mi alrededor me comenta que es una pena que no pare de llover. La semana pasada se me ocurrió comentar el buen gusto de un escritor, la mala baba de un político y lo peligroso que resulta dejarlo todo a la decisión impune y fría de un burócrata y en ese mismo momento una señora muy sesuda me hizo ver que el escritor era un asesino del lenguaje, el político un vivo retrato de cualquier santo varón  cargado de estigmas en busca de la salvación  colectiva y me sugirió -con mucha amabilidad y corrección- seguir siempre el buen criterio  de la autoridad competente. Entonces al ir a cruzar una calle comprobé por mi propio pie que el firme del suelo pulido que m

Escribir que tus ojos

Escribir que tus ojos no los alcanzo -hay en ellos un mate interno triste-. La boca si, su forma me envuelve -las veces que ocurre de nuevo el milagro de estar vivos, de ser de carne, de transformar los segundos para aprovecharlos-. Pero tus ojos tienen algo de muertos -de todos los muertos que has visto; asombrados, baldíos mirando a la lejanía-.

Madre

Mis manos no son sus manos pero algunas veces logro recrear su cielo, su visión. A veces recuerdo su voz rehago un suspiro suyo, retorno un poco a su risa -quiero decir- que soy en lo profundo, su mismo sentir directo, salvaje, cautelar. Se reproduce conmigo. (como ella se reprodujo en mí).